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10 Datos Aterradores Que No Sabías De Ted Bundy

  • Foto del escritor: Red Noreste
    Red Noreste
  • 8 may 2019
  • 5 Min. de lectura


Todo empezó en Washington y Oregon en 1974. Chicas universitarias empezaron a desaparecer, una por mes hasta que se detuvo. Luego un patrón similar apareció en Utah. El asesino serial Ted Bundy estaba haciendo lo suyo.


Ted Bundy tenía 2 caras. Una de ellas era atractiva y carismática. La otra era de un demonio asesino. Las mujeres confiaban en el hombre encantador que era Ted Bundy, se subían a su carro y luego encaraban el fin de sus vidas.


Bundy era un secuestrador, violador y asesino serial de al menos 30 mujeres y chicas en Estados Unidos. Era terrible… pero no se veía terrible. Chicas que no lo conocían se subían a su Volkswagen Beetle, y pocas salieron con vida.


En 1975, fue el sospechoso principal de una serie de desapariciones en Washington y Oregon cuando fue arrestado y condenado por un intento de secuestro en Utah. Fue trasladado a Colorado para ser juzgado por un asesinato. Logró escapó de prisión 2 veces y se dirigió a Florida con un nombre falso. Ahí mató de nuevo. Pero fue el destino final de Ted Bundy.


En 1979 fue capturado y condenado a muerte en un tribunal de Florida. Fue ejecutado 10 años después. El recuento ‘oficial’ de sus asesinatos llega a 30, pero muchos creen que ese número es mucho mayor. El mismo Ted Bundy tanteó a la policía que podrían agregar un dígito más a su cifra… pero nunca lo sabremos.


Su final

Empecemos con el final. Después de haber escapado de la prisión de Colorado en 1977, Bundy huyó a Florida, donde mató 3 veces más. Lo atraparon en 1979 y fue condenado y sentenciado a morir en la silla eléctrica.


Por 10 años, negoció su ejecución con información sobre sus asesinatos. Y pensó que podría salirse con la suya, pero el gobernador de Florida se lo negó. Y el 24 de Enero de 1989, los oficiales forzaron al asesino serial a la silla eléctrica donde murió después de 1 minuto. Dicen que incluso murió con una sonrisa en su rostro.


Todos han lucrado con su historia… menos él mismo

A pesar de los detalles (o gracias a ellos), los asesinos seriales como Ted Bundy venden millones. Hay películas de él, documentales y ocasionalmente, mujeres como Rhonda Strapley, que dicen haber escapado de Ted, terminan haciendo un libro.


Así que muchos han lucrado con su nombre… y seguramente lo seguirán haciendo.


Era fan de la necrofilía

Cuando estaba en Washington y Oregon, llevaba los cuerpos de sus víctimas al bosque y tenía sexo con ellos. Volvía ocasionalmente con ellos a tener más sexo hasta que el olor era insoportable.


Le ponía maquillaje a los cuerpos en descomposición y, a veces, se comía partes de ellos. Todo esto lo admitió en entrevistas. Pero lo realmente aterrador es que les dijo a los entrevistadores que no daría detalles sobre lo hacía con los cuerpos. ¿Por qué? Dijo que no quería ser conocido como un pervertido… o.o


Hola, soy Ted, ¿te doy un ride?

Nuestro querido Ted era ingenioso. Tenía férulas y muletas a la mano. Fingía estar herido. Soltaba libros o cargaba cajas, prendía su carisma y le decía a una chica guapa que necesitaba un poco de ayuda. A veces, se dirigía a las paradas de autobús de estudiantes y les ofrecía un ‘ride’.


En 1974 en Utah, Bundy se acercó a una chica llamada Carol DaRonch alegando ser un detective de la policía. Le dijo que alguien había tratado de robar su carro y necesitaba presentar un informe policial. Una vez que la metió a su carro, le puso esposas y trató de golpearla con una palanca. DaRonch se defendió, le dio una patada ahí abajo y escapó. Bundy huyó después de eso.


“No estoy loco”

“No soy un animal, y no estoy loco, y no tengo una doble personalidad.” Pero Ted estaba muy enojado. Y ese enojo lo dirigía a las mujeres. Empecemos con su adicción a la pornografía cuando Bundy cumplió 13 años. Luego encontró su acta de nacimiento que lo etiquetaba como ‘bastardo.’ Sus padres eran en realidad sus abuelos y su hermana mayor era su madre. El enojo que le tenía a su madre por mentir fue intenso.


Y luego está Stephanie Brooks, su novia de la universidad. Estaba obsesionado con ella hasta que rompió con él. Ingresó a la escuela de derecho y pasó años consiguiendo contactos y vínculos políticos en los círculos republicanos de Washington para recuperarla. Y una vez que lo hizo, ÉL terminó con ELLA. Simplemente para que ÉL tuviera la última palabra.


Un mes después de esa ruptura, Ted empezó a matar mujeres en Washington/Oregon. ¿Casualidad? Obvio que no.


Amigas de Ted alertaron a la policía… y las ignoraron

A principios de la década de los años 70, Bundy trabajó con Ann Rule en un call center de emergencias en Washington. Aunque nadie lo crea, el muchacho estaba salvando vidas irónicamente.


Cuando en 1974 las alumnas comenzaron a desaparecer una por mes, nadie pensó en él. Luego, cuando surgieron los testigos, la policía armó un dibujo. La gente había visto a un hombre interactuar con las chicas desaparecidas diciéndoles que se llamaba Ted (¿en serio?).


Un VW de color bronce similar al de Bundy había sido visto en los lugares de secuestro. Rule reportó sus sospechas a la policía, solo para ser ignorada. Más tarde, la novia de Bundy, Meg Anders, alertó a la policía y también la ignoraron. ‘Mira al chico,’ le dijeron. ‘Es un estudiante de derecho con una carrera política por delante. De ninguna manera. No puede ser él’. Vaya, vaya… y sí era él.


Las novias de Bundy eran como Stephanie

Stephanie Brooks era una chica linda de cabello castaño que se lo acomodaba con una línea en medio. Venía de una buena y adinerada familia. Cuando entró a la universidad, se sintió atraída a Bundy, pero siempre creyó que algo malo andaba en él. Así que terminaron. Para Bundy fue traumático. Él estaba obsesionado con ‘poseer’ a Stephanie. Para él, todo se trataba de posesión y control.


TODAS las victimas de Bundy eran chicas guapas que se parecían a Stephanie, quienes se acomodaban el cabello con una línea en medio. Y se les ha llamado ‘Las Novias de Bundy’. ¿Por qué? Sigue leyendo.


Eran parte de él

Él mismo admitió que le gustaban las mujeres. Y a las mujeres les gustaba él. Tenía novias y se acostaba con MUCHAS chicas mujeres. Pero sus víctimas eran extraños, mujeres que él escogió al azar. Para Ted, sus asesinatos no fueron por lujuría o por matar a lo wey. Se trataba de tener el poder de la vida o la muerte sobre una víctima elegida.


“Se convierte en posesión. Son parte de ti,” dijo Bundy. Un matrimonio macabro del alma, donde la víctima y el asesino se convierten en uno. Según los informes, el asesino regresaba a los cuerpos de sus víctimas en el bosque, y a veces se acostaba al lado de ellos toda la noche. Eran sus novias.


“Sientes el último aliento que sale de su cuerpo. Estás mirando sus ojos. ¡Una persona en esa situación es Dios!


El final del camino: prisión, paternidad y muerte

Lo irónico de esto es que si Ted Bundy hubiera dejado de matar cuando se fue a Florida, se habría salido con la suya. Pero simplemente no podía detenerse.


Tomando un nombre falso (Chris Hagel), alquiló una habitación en Tallahassee y, un frío día de enero, se metió en una casa en el campus de la Universidad Estatal de Florida donde atacó a 4 mujeres, matando a 2 e hiriendo gravemente a las otras 2 antes de huir.


Unas semanas más tarde mató y violó a una niña de 12 años llamada Kimberly Leach. Robó un auto, huyó de Tallahassee y fue arrestado en Pensacola. Curiosamente, durante su juicio (en serio), Bundy se casó con Carole Ann Boone, quien produjo una hija con él más adelante. Hasta el momento nadie sabe donde están Boone o su hija. Desaparecieron del radar luego de que Bundy confesara sus crímenes poco antes de morir.


No te puedes perder el documental de Netflix sobre Ted Bundy, ‘Conversaciones con asesinos: Las Cintas de Ted Bundy’ o la nueva película biográfica sobre su historia, ‘Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile’ con Zac Efron y Lily Collins.


Fuente Eme de Mujer.

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