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“El que no sepa manejarse en los medios, que se vaya a su casa”

  • Foto del escritor: Red Noreste
    Red Noreste
  • 28 ago 2018
  • 2 Min. de lectura

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Donde el mundo vio un lío de faldas, Michael Avenatti vio un caso. En enero, la prensa reveló que el abogado de Donald Trump había pagado a la actriz porno Stormy Daniels para silenciar una aventura sexual de su jefe. En marzo, Daniels puso una demanda en un juzgado de Los Ángeles para liberarse de un contrato de confidencialidad tan brutal que la actriz ni siquiera puede reconocer su existencia en público. Contrató como abogado a Michael Avenatti. Y ese fue el fin del secreto. En la demanda de Avenatti se cuenta la relación sexual y se adjunta el contrato en cuestión. Además, lo colgó todo en Twitter, entero, y empezó a contarlo en televisión.


Seis meses después, esa cuenta de twitter ha pasado de unos pocos cientos a 700.000 seguidores, Avenatti es omnipresente en los principales programas de televisión informativos y se ha convertido en una fuerza de oposición a Trump por sí mismo con un manejo sorprendente del ciclo mediático. Con su agresiva estrategia de televisión y redes, Avenatti ha mantenido la historia del pago en los medios como si fuera el escándalo Watergate, relacionando el caso de Daniels con los negocios oscuros del abogado personal de Trump, Michael Cohen.


Finalmente, la historia salió de la jurisdicción civil de Los Ángeles y pasó a ser investigada por la fiscalía de Manhattan como un delito de financiación ilegal de campaña . La semana pasada, Cohen, se declaró culpable de ese delito y señaló a Trump como cómplice. Ahora nadie sabe qué hacer, porque el presidente no puede ser imputado. Aquel lío de faldas ya es, oficialmente, un problema constitucional.


“Lo que ha pasado esta semana nunca habría pasado si no hubiera sido por la estrategia que hemos seguido en este caso”, afirma Avenatti en una entrevista telefónica con EL PAÍS. “Nosotros hemos llevado esto adelante. Cualquiera que diga lo contrario no sabe de lo que está hablando. Si no fuera por la forma en que yo he planteado este caso, esta habría sido una historia de dos días. He disfrutado mucho estos días viendo a todos los opinadores que dijeron que era un enfoque fallido y que lo hacía para hacerme famoso”.


Porque Avenatti (Sacramento, 47 años) se ha hecho muy famoso. Es un abogado de aspecto pulcro, piel tostada y trajes impecables que opera desde un despacho en Newpory Beach, en la costa del lujo al sur de Los Ángeles. Le gustan los coches de carreras y ha competido en Le Mans. Se maneja en televisión con la seguridad y elocuencia de los abogados de las películas. Y tuitea constantemente su indignación contra Donald Trump, para el que utiliza la etiqueta #basta.


Avenatti trabajó en política para el Partido Demócrata antes de establecerse como litigante civil. Afirma que ha ganado más de 1.000 millones de dólares en indemnizaciones. Su currículum de dos décadas parece destilar una preferencia por los enemigos grandes que dejan indemnizaciones grandes.


Fuente "El País".

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